06/07/2020 Clarín - Nota - Tema del Día - Pag. 5

Posiciones. El jefe de Gobierno porteño y Vidal no avalaron el duro documento de la oposición por el crimen de Gutiérrez
Cristina reaviva las diferencias internas en Juntos por el Cambio
Walter Schmidt

Escenario

La interna silenciosa de la coalición gobernante refleja claras diferencias entre los objetivos de Alberto Fernández y Cristina Kirchner. El mandatario apunta al éxito de su gestión ante la pandemia para luego encarar la etapa que viene, la económica. Está demasiado confiado en que un acuerdo por la deuda y un paquete de medidas lo hará salir rápido de la crisis.
En cambio, la vicepresidenta persigue mejorar su situación judicial en las causas por corrupción. Mientras promueve el avance de la investigación judicial por espionaje con la mira puesta en Mauricio Macri. Pero no mensura que el daño político no se lo inflige al ex mandatario sino a Alberto Fernández.
El asesinato del ex secretario de los Kirchner, Fabián Gutiérrez, testigo valioso en la causa de los cuadernos de las coimas que involucra a la ex presidenta, profundiza el antagonismo entre oficialismo y oposición. Lo que también se refleja en la sociedad a través de las redes sociales que en plena cuarentena estricta, estallan.
Pero el origen de este clima de confrontación viene de antes. Cristina Kirchner estuvo detrás de movidas que alertaron a propios y ajenos como la designación de dirigentes de su confianza en la Procuración del Tesoro, la Oficina Anticorrupción, la UIF, la AFI, el Consejo de la Magistratura, Anses; y en algunos lugares clave de ministerios como Justicia, Interior y Seguridad. Además del gobernador bonaerense, Axel Kicillof. De ahí pasó a la acción con decisiones polémicas cuyo costo político tiene un sólo pagador: Alberto Fernández.
Así, la OA dejó de ser querellante en causas que involucraban a la vice; en medio de la pandemia se enviaron a la casa a presos peligrosos -violadores- y se planteó sin suerte el mismo beneficio para otros detenidos como Ricardo Jaime; el procurador Carlos Zannini revocó una resolución para permitirle al condenado Amado Boudou cobrar su pensión; Fernanda Vallejo propuso que el Estado se quede con parte de las empresas a las que ayuda a pagar sueldos en cuarentena; Cristina Kirchner promovió la expropiación de Vicentin; y finalmente el cristinismo impulsó la culpabilidad de Macri en el espionaje y apuntó contra los periodistas.
En la oposición las preocupaciones son distintas entre sus principales referentes: Macri y Horacio Rodrí- guez Larreta. En el macrismo afirman que el ex presidente no está preocupado –mucho menos después del apartamiento del juez Federico Villena y de las excarcelaciones y prisiones domiciliarias dispuestas por su reemplazante, Juan Pablo Augépor la causa por espionaje. Sí lo están los ex AFI Gustavo Arribas y Silvia Majdalani. Algunas versiones hablan de que ese expediente finalmente podría quedar bajo la competencia de un juez federal de Comodoro Py.
En plena pelea sanitaria, las discrepancias entre Macri y Larreta se acentuaron. “Yo no estoy de acuerdo con la marcha atrás, vas a tener que bancar el disenso interno de nuestro espacio”, le advirtió Macri a Larreta, cuando el Gobierno anunció el endurecimiento de la cuarentena.
Macri cree que el jefe de Gobierno porteño tiene que ser más duro con la Casa Rosada. Sin embargo, Larreta le replicó que estaba convencido de lo que hacía. De hecho, ya le había advertido a Alberto Fernández sobre el costo político que significaría dar marcha atrás con la flexibilización del aislamiento. Pero también le anticipó que después del 17 de julio, salvo un imprevisto, la Ciudad abrirá la mayor cantidad de actividades que considere.
“Hoy no hay dos espacios, hoy el espacio lo conducen Horacio y María Eugenia” Vidal, deslizaba días atrás -como un vaticinio de lo que luego vendría- un hombre cercano a Larreta. Lo justificaba, al asegurar que Miguel Pichetto está cada vez más cerca del jefe de Gobierno. Es que Larreta fue clave en la designación de Pichetto como uno de los directores de la Auditoría General de la Nación, acordada con Sergio Massa.
En medio de esa pugna, se produjo el asesinato de Fabián Gutiérrez.
La reacción de Juntos por el Cambio la manejaron los referentes partidarios Patricia Bullrich (PRO), Alfredo Cornejo (UCR) y Maximiliano Ferraro (CC). Allí decidieron plantear que se trataba de "un crimen de extrema gravedad institucional" y advirtieron una posible "manipulación de la escena", además de reclamar "transparencia" y que la investigación pase a la órbita de la justicia federal.
En el caso de Macri, el viernes estuvo hablando con Patricia Bullrich sobre lo que significaba la por entonces desaparición de Gutiérrez, aunque a esa hora ya manejaban versiones sobre su posible muerte. Tras lo cual, Bullrich impulsó el documento.
Pero distinta es la posición de Rodríguez Larreta y de María Eugenia Vidal. El jefe de Gobierno porteño no participó de la decisión ni de la elaboración del texto. Vidal tampoco.
En el sector menos duro del PRO sostienen que hay malestar "por el contenido del comunicado que fomentó Bullrich". Consideran que no había ninguna necesidad en involucrarse "en un tema que es del kirchnerismo".
Dirigentes cercanos a Vidal también apuntan contra la ex ministra de Seguridad porque "se corta sola" cuando hay integrantes del espacio que no están de acuerdo. "Hay muchos que piensan que una cosa es pedir el esclarecimiento y otra muy diferente es hacer política con una muerte, y en este momento", reflexiona la misma fuente.
Tarde o temprano Macri y Larreta - pero también los radicales Cornejo y Martín Lousteau- deberán dirimir cuál es la impronta de Juntos por el Cambio frente al Gobierno.

Socios. Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal, alinean su posición.

Larreta y Vidal piensan distinto que Macri sobre la relación que deben tener con el Gobierno.


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